miércoles, 1 de mayo de 2013
RIO AMOROSO./De Amor se muere.
Caminaba muy junto al rio, desandaba pasos de otra vida, respiraba aromas de siempre.
Sus ojos miraban sin ver. Paisajes ya vistos, quizás soñados.
Sus manos libres y sensuales, al viento del sur domesticaban. Hamacándose entre soplidos sureños, esas manos recordaban. Texturas, tiernas superficies de recuerdos olvidados. Colores vistos por sus dedos, atesorados por sus besos. Acariciaban en el aire un rostro sin nombre, ruborizado.
En el sonido del torrente, sus ruegos volvían a su oído. No me dejes, le pedía. No te vayas, le insistía. Y así con el murmullo de la corriente, ella vió su amor hecho fluido, escaparse por la pendiente. Perdió de vista a su amado, más no dejo a su huellas y sus gestos. En cada recodo de su curso, lo nombraba. ‘’Amor mio, si vales la pena’’. Era su dulce letanía. Caminando muy junto al rio, lo llamó y el rio romántico, rebelde, caudaloso pero obediente, cual capricho indebido a su amado le entrego.
Cada mañana Gregorio Lopez se jactaba de ser el primero montando su canoa, despertaba los peces dormidos. Para que resignados poblaran sus redes de esperanzas y buenos billetes. Esa mañana Lopez , no supo si reir o llorar . Era una sirena o una aparición quien a su canoa llegaba flotando abrazada a su amor…
J.J.Z. Noviembre 2012.
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