La fuerza de la magia
El irresistible paso del encanto
A la voluntad demuele
Y al alma regocija
Vuelan nuestros sueños
Aún más lejos que nuestra alma.
Por instantes, ya no somos.
Ni nos reconocemos.
Descreemos de las sombras
y de las lunas, solo sus sonrisas
nos iluminan.
Besamos el aire, sin pena
y los abrazos duran una noche.
¿Cuánto dura el milagro?
¿Porque tan poco?
¿Por qué tan hondo?
Preguntas que hieren.
Preguntas que matan.
Respuestas que no acuden
a nuestro auxilio ni al perdón.
De pronto la ilusión,
de castillo luminoso y soñado,
en ruinoso laberinto, sin puertas ni ventanas,
sin luces ni estrellas,
en noche sin luna, convertida.
Irredenta, imperdonable, insoportable.
Arrastramos nuestra alma,
Como armas de maleante derrotado
Al costado del camino, quedan y mueren
Los besos y abrazos. Los sueños y los desvelos.
El futuro y el pasado en un abismo,
caen, los devora,
para nunca más volver.
Y el encanto roto, en mil pedazos
Cae al fondo del mismo infierno.
El desencanto, de pronto reina.
Ya no hay cielos ni estrellas.
La luna en hielo convertida,
Y nuestros abrazos, sin brazos quedan
El horizonte, sin utopías
Y nuestros pasos ya ni huellas dejan.
J.J.Z – Abril 2016