Siguieron con la rutina , de “cruzarse” en el charter. Durante varias semanas. Las charlas fueron variando de temas e intereses, se fueron descubriendo y colonizando.
Una tarde, Marcos le hizo una pregunta inesperada o quizás era mas esperada que sorpresiva.
- Que pasa si perdes el charter hoy….tenes donde quedarte a dormir ?
-Se preocuparían si no llego, pero…..si los llamo y les aviso que perdi el charter, podría decir que me quedo en lo de Natalia, una amiga del laburo. Afirmo Ana, bajando la mirada con pudor, sabia adonde conducia la pregunta de Marcos y su respuesta. Ambos comenzaron a caminar por la vereda, en silencio hacia ningún lado, solo caminaban. Por varias cuadras ,solo se sonrieron entre timidos y complices.
El primero en romper ese estado de mutismo nervioso e incomodo, fue Marcos.
-Quiero que pasemos juntos esta noche.
-Como harás con tu familia que excusa pondrás.
-Les dire que me quedo a dormir en un hotel del centro , por que terminare muy tarde el inventario, les diré que la empresa me paga el hotel para que mañana pueda empezar mas temprano y asi terminarlo para el mediodía.
-Quiero pasar esta noche con vos.
Asi de simple fue la propuesta y la aceptación de la misma. Siguieron caminando nerviosos por un par de cuadras más. Súbitamente como si hubiera sido un movimiento acordado. Dejaron de caminar. Se miraron y en unos 15segundos ,ni respiraron. En el segundo 16, Marcos la tomo por la cintura y sin ningún pudor ni temor, la beso por un largo minuto que parecio solo un segundo. Ella devolvió el beso con una pasión que ni ella sabía donde estaba escondida. Jadearon, temblaron estremecidos por el beso y por tomar conciencia del cuerpo del otro . Latian incandescentes los dos cuerpos. Activados, hiperestimulados. El beso se convirtió en un abrazo desesperado y una agonia de placer y miedo.
-Busquemos un lugar…..mi hermano esta de vacaciones. Vuelve en 15 dias, me dejo la llave para que le cuide los peces y una gata vieja que tiene en su depto.
- Dale , contesto Ana, atribulada,sonrojada y sobre toda absolutamente excitada.
El departamento estaba a solo unas pocas cuadras de donde se encontraban. Ni una palabra se dijeron durante esas cuadras, sabían que estaban por cruzar un umbral de una experiencia inolvidable. Que perduraría para siempre , en sus mentes, sin importar que caminos finalmente eligieran.
- Pasá , ponete cómoda…ya vengo le dijo Marcos y desapareció por una puerta.
Ana se quedó sola, frente a un amplio ventanal de un piso 14. Las luces de la ciudad comenzaban a poblar una noche incipiente que forcejeaba con las ultimas luces de una tarde que se resistía a retirarse. Se pudo ver reflejada en la ventana. Aun su figura se reflejaba difusa por que las sombras todavía no eran totales. Esa imagen, la sumió en un estado semi hipnótico, de una poderosa sensación de libertad. Se miró y trato de imaginar la mirada de Marcos sobre ella. Desprendió los tres primeros botones de la camisa. Se saco la camisa de la pollera ¾ azul del uniforme del trabajo que aun llevaba. Se soltó el pelo, percibió su respiración agitada y su tensión en el vientre…se percibió excitada.
Disfrutó la sensación. Marcos no volvía y comenzó a inquietarse, su necesidad instintiva, animal por el crecía. Se quitó la sandalias y bajó el cierre de la pollera. La dejo caer, deslizándose por sus piernas blancas y curvilíneas. camino solo un paso y la dejo hecha un bollo en el piso. Marcos seguía sin aparecer. Ya su deseo la ahogaba. Se desprendió todos los botones. Y pensó que ese corpiño le daba un volumen muy provocativo a sus pechos. Sintió sus pezones entumecerse, podía sentir la tela suave de su camisa pese al corpiño. Volvió a mirarse en la ventana, que ya le devolvía casi una imagen especular, la sombras de la noche habían ganado la batalla, ya era de noche. Se excitó un poco mas al verse así. Descalza, las piernas desnudas, la tanga blanca y la camisa desabrochada dejando ver su corpiño con broderie blanco y a medida que su excitación crecía, cada prenda le pesaba horrores. En un gesto automático se desprendió el corpiño y se quito la camisa y el corpiño, se observo desnuda, vulnerable , le pareció demasiado, nunca habían estado desnudos. Tomo conciencia que se había dejado llevar por su deseo. Se volvió a poner la camisa, y se abrocho dos botones.
¡Lo llamó…-Marcos!
Marcos apareció, con el torso desnudo, descalzo y con dos copas y una botella de vino.
- Pensé que no me ibas a llamar más. Te vi absorta en la ventana, estas tan linda que no quise hacer ruido me quedé mirándote. Porque te volviste a poner la camisa?, estas divina desnuda, tus pechos son…perfectos.
Y dio dos pasos hacia ella. La tensión se sentía en el aire. Se deseaban casi con desesperación, pero ambos demoraban el dejarse ir, el abandonarse al deseo , como conscientes que cada segundo postergado haría mucho mas placentero el primer contacto.
Ella dió dos pasos también y quedaron a solo unos centímetros, se miraron a los ojos, sonrieron y los últimos vestigios de pudor y auto control se esfumaron con un roce de cuerpos , de piel y besos , de suspiros y gemidos mudos. La camisa de Ana se resistió a abandonarla se enganchó un ojal en la cadena que colgaba de su cuello. El pantalón de Marcos se enredó en un pie y trastabillando la abrazó y cayeron riendo en el sillón. Siguieron besos de todo tipo. Desde dulces, de una ternura infinita, rozándose los labios a voluptuosos besos llenos de saliva y lenguas enredadas. Solo detenían los besos para respirar y a veces no tanto. Se desnudaron como pudieron, el a ella, ella a él. En el sillón, desnudos. Se nombraron de mil maneras distintas. El con una erección poderosa, la penetro, suave en un primer instante. Al siguiente, empujó con desconsiderada fuerza, ella gimió de placer y el supo que así le gustaba a ella. No se detuvo. Alcanzo a escuchar un…” más, dame más,” que lo convirtió en un animal salvaje, comenzó a gruñir y gemir mientras repetía desesperadamente el movimiento con un ritmo desenfrenado. Podía sentir entre tanta locura, su tibieza, su humedad y su cuerpo que se ceñía en él, “Así,Así ,, repitió casi guturalmente…..al compas de los cuerpos que describían una melodía inconfundible. El cuarto se lleno de aroma a cuerpos sudados , y a sexo…. Casi al unisono, gritaron, gimieron casi lloraron. Casi en el mismo instante los dos se abandonaron a un abrazo agitado y sudoroso, abundante en sonrisas cómplices y admiradas de lo que acababa de pasar. “Quedate en mi”, le rogó ella y el obedeció sintiendo ese momento y el éxtasis lo inundó. Se quedo asi hasta dormirse entre sus brazos. Ella se quedo velando ese rato en el que se durmió en sus brazos sintiendo contracciones de placer y sin pensar en nada. Solo disfrutando de ese instante.
A la mitad de la noche. Marcos se despertó, en los brazos de Ana dormida. Casi con la agilidad de un gato, se desprendio de su abrazo, la alzó y la llevó a la cama. La depositó con sumo cuidado para que no se despierte y se acostó a su lado. No volvieron a hacer el amor esa noche. Por la mañana, mientras el tomaba un baño ella preparó el desayuno para dos. Tomaron el desayuno casi en siencio, la incomodidad del dia después se abatia sobre los amantes. Se dieron un beso en la vereda y cada uno volvió a su trabajo. Esa tarde Marcos la espero en la parada del charter, pero Ana no tomo esa tarde el transporte.
Marcos, esa noche volvió a su casa con otra cara. Sus ojos guardaban otro brillo y ella lo supo en el primer instante. Nada dijo, nada, pero todo supo en ese instante. Al cabo de unos meses, Marcos le dijo casi sin mirarla. ME VOY. Ella supo que ya se había ido hacía ya mucho tiempo, solo era un formulismo, era solo certificar la partida con un grito o un golpe. Y solo pudo llorar. Sin decir nada, ni siquiera pudo gritarle que ya sabía, que era solo cuestión de tiempo simplemente lo dejo ir…
Por muchas semanas, Marcos espero a Ana, en la parada del charter sin éxito. Después de un tiempo comprendió que quizás había sido una noche mágica que no tendría segunda versión. Y finalmente una tarde ya no la busco mas con la mirada, ni espero verla llegar apurada a la parada. Nunca supo nada de ella.hasta que un amigo común del barrio le comentó que Ana había terminado una relación que tenía y se había mudado a Rosario a la casa de unos parientes. Que vivían a pocas cuadras del monumento a la bandera. En la calle Mendoza.
Una tarde de sábado, pocos días después de enterarse del cambio de hogar de Ana, lo encontró en la terminal de Retiro tomando un bus a Rosario…
J.J.Z 2018-2019