Esa mañana, escucho sonar el despertador entre algodones. ‘’Que siga sonando’’, pensó sin culpa, adormecido por la modorra matutina.
El despertador, obediente, cesó en sus aullidos, sin haber tenido éxito en su cometido.
De un salto, se encontró parado en el medio del cuarto en penumbras. ‘’Me quedé dormido, la puta madre’’, descubrió sin mucha sorpresa. El perro lo miraba extrañado desde el rincón.
Desesperado busco a tientas su ropa, prolijamente preparada la noche anterior, sabedor de la necesidad de no perder tiempo esa mañana en nimiedades. A medio vestir, se afeito sin cuidado, y mientras terminaba de anudar la corbata metía los pies en los zapatos. Casi mágicamente, en tan solo 10’ bajaba radiante por el ascensor rumbo a su reunión.
‘’Llego tarde, espero no encontrar demasiado trafico’’, murmuró para sí mismo. Bajó del ascensor y en un tris estuvo sentado en el asiento de su ‘’BM’’ , ronroneando el motor sintió que volvía a la vida. Miró el reloj y respiró. ‘’Si no hay demasiado trafico llegaré hasta con tiempo para tomar un café y hojear el informe.’’ pensó algo más tranquilo.
Ni bien salió del edificio, notó que la calle estaba poco transitada, los semáforos parecían decididos a dejarle el camino libre. ‘’Apuráte , no te demores’’ , parecían decirle a su paso. Pisó el acelerador tomo firmemente el volante, cruzó la avenida como un rayo. Con el rabillo del ojo alcanzó a ver una enorme masa ululante. El camión tocaba bocina como un tren a plena velocidad. Pensó que chocaría , es más , apretó los dientes y esperó el impacto. Un segundo, dos, la respiración contenida.. pero el impacto no llegó.
A mitad de cuadra, detuvo el auto, casi al borde del desmayo. La adrenalina había inundado su cuerpo, esperando el impacto. Comenzó a sudar copiosamente y a experimentar un ligero temblor. Hizo un chequeo de los últimos instantes. El camión estaba demasiado cerca para no haberlo tocado. Pero era evidente que no lo había siquiera rozado. Dio vuelta alrededor del auto para comprobar si había alguna señal del camión, al menos un roce, algo….
Aun temblando , se sentó al volante de su auto , que ronroneaba con embriagante serenidad. Miró a ambos lados de la calle. Nadie parecía haber tomado nota de aquel accidente no ocurrido por tan solo un milímetro. Los caminantes , ni siquiera notaban la presencia de ese auto detenido en marcha ,en el medio de la calle.
Mirando con cuidado y aún embriagado por la adrenalina que inundo su cuerpo, se puso en marcha. Ya no podía recordar a que se debía su apuro, ni siquiera podía recordar su nombre.
Sin embargo ,no parecía inundarlo la desesperación o el terror por tan poco usual enigma. Quien soy … , a donde voy… de donde vengo. De nada servía que repitiera la pregunta, no había respuestas en su mente. Alguna vez las hubo…. Tuvo el valor de preguntarse.
Detuvo su marcha en una esquina. Recordó algo tan simple y obvio como sus documentos. Los tenia consigo, busco en su bolsillo interior del saco. Tanteo un bulto , lo retiro de su bolsillo y al observarlo no pudo dejar de emitir una exclamación. Estaba vacio, solo unos
cuantos billetes y nada más. Ni una tarjeta, ni siquiera una tarjeta personal, nada….solo unos billetes. Pensó, que algo no tenía sentido. Busco en el portafolio en el asiento de acompañante, lo abrió y hurgó en el con ansiedad. Nada encontró en él. Solo una agenda totalmente en blanco sus hojas. Solo fechas frías y contundentes, irreversibles. Ni una anotación, nada, ni una cita ni una marca en alguna hoja.
Como si no tuviese una vida , como si no dejase ni siquiera huellas al caminar. Noto , algo extrañado por su calma, que no había señales de tráfico , ni de autos , parecía una mañana de Domingo en el mes de Verano. La ciudad se veía casi desolada, deshabitada… Los ruidos, tomo nota que no había ruidos, tan solo un murmullo lejano , eran voces, se oían lejanas, distantes. De pronto pensó que podía ser un sueño, que quizás no había despertado, que quizás quien fuera que fuese, aun dormía en su cama y esta ridícula situación era en realidad un mal sueño. Pero al instante cayó en la cuenta que no puede un hombre dormido y soñando, preguntarse si en realidad está soñando, ya que en ese caso estaría despierto y no se haría esa pregunta…
Notó que pese a su inexplicable serenidad, algo comenzaba a quebrarse. Sus preguntas se acumulaban y no tenía respuesta para ninguna. El auto era una realidad, lo sentía , lo escuchaba. Se miraba en el espejo retrovisor y podía reconocerse.. No podía encontrar su nombre dentro de su cabeza. Pero si reconocía su cara. Por más enigmas sin respuestas, que brotaran , no podía dudar de su existencia. Era tangible y concreto, podía tocar su cuerpo. Claramente existía El era el, no había duda en esa afirmación. Quien fuera él , era. Pero nada había de su pasado, nada….solo una gran hoja en blanco. Nada había en su futuro. No había indicios en su agenda, menos en su mente. Era solo un presente, un presente puro sin ni una mancha. Algo extraño había pasado en esa mañana. De pronto el temor y la agonía que crecía dejo lugar a una alegría sin control. Lo que fue una mueca de terror , suavemente mutó en una sonrisa y esta en carcajada desencajada terminó.
De pronto los ruidos volvieron a dejarse oír. Las bocinas Aturdían a los caminantes que absortos en su destino solo atinaban a apurar el paso. El seguía riendo sin poder contener esa descarga. Volvió a recordar su nombre. Fue una revelación, era un hombre viviendo su presente. Era un hombre sin pasado ni futuro, solo presente. Desanudó el nudo de la corbata, y decidió que se tomaría el día. Había descubierto su presente y nada podría quitarle tal hallazgo. Ni un pasado repleto de cicatrices ni un futuro pleno de potencialidad sin confirmar. Solo el presente a degustar con hedónico placer.
El celular sonaba sin parar. Con un suave gesto, lo apago…
J.J.Z. Marzo 2011.
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