Abro el cajón del pan y ¿qué me encuentro?: ¡otra vez la
vecina! Otra vez la vecina me ha
llevado el pan solo me ha dejado uno. “
y bueno, maldita vieja,
lo hace adrede, y yo con tanto hambre”…
Busco en el cajón
de los cubiertos un cuchillo
para cortar en rodajas el
pan, coloco la madera
en la mesada y con
mi mano libre busco el pan
solitario que quedaba….más no lo encuentro ! Miro dentro del cajón y ahí
está el
pan en un rincón del cajón. Entonces dirijo mi mano y
zaz! Ocurre de nuevo… mi
mano no puede alcanzar el pan. Miro bien
y observo que el pan...tiembla…..”mierda que me pasa…..veo visiones !” . Vuelvo a intentar
tomar el pan y no lo
puedo alcanzar el muy ladino,
se escabulle al otro lado del
cajón. “pero que le pasa a este pan ,carajo”
. “ Los panes no se
mueven solos” , trato de poner algo de cordura. Pero el pan se niega a ser
atrapado. “ bueno si fuera pan,
haría lo mismo”, pienso benevolente.
Por un instante, creo que
gritaré pero me calmo. “lo
único que falta, que este pan de
mierda, se me escape”… Dejo el cuchillo
en la mesada, y tomo
el cajón con mis dos manos y lo
vuelco sobre el mármol. El pan
queda indefenso, sobre
el frio mármol de la cocina.
Nos miramos ( nos miramos?) , y en
una fracción de segundo tomo el cuchillo, pero el pan es más rápido que yo
y vuelve a escabullirse. De pronto
esta en el medio de la cocina.
Pretende escaparse?. Desesperado, en
dos saltos alcanzo la puerta y la
cierro de un golpe. El pan en el medio de la estancia, y yo recostado contra la pared, blandiendo mi cuchillo. Medimos
nuestra fuerza, y me arrojo sobre él. El pan , se ve que bien horneado, resiste
mi ataque y
se crece un poco…” carajo , que
levadura han usado con este pan”, me
pregunto casi asustado. Siento mi camisa empapada, no estaba preparado para
ganar mi hogaza de pan con tanto
trabajo. Vuelvo a
intentar alcanzarlo, pero noto
que se sigue creciendo. Ya no podre
cortarlo con mi cuchillito, claro está que necesitaré algo mas grande.
Si casi esta de mi altura ya… Pero
primero tendré que cazarlo.
Hago una finta y me arrojo
sobre el esquivo
pan.
Rodamos hasta
que juntos, mi almohada
y yo damos contra la cómoda de mi abuela. De viejo y
duro roble canadiense.
Abrazado aun a mi
almohada, entre las penumbras de
mi cuarto, alcanzo a
percibir, el ronquido profundo
de mi amada. Todo esta en orden , soñaba… Pero
me despertó el apetito esta
noche tan pesadillesca. Bajo las escaleras, pisando
con placer las frescas cerámicas , hace
calor y estoy empapado en
sudor. Entro a la cocina, tomo un cuchillo y abro
el cajón del pan…
J.J.Z-Abril 2015
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