Vivo y
sueño. Sueño y muero.
Asi
la paradoja del
poeta
se
reitera cotidiana.
Agrieta
su piel, apaga su
aliento.
Da alas
a su alma, que vuela lejos.
Liberados
los demonios mudos
que
murmuran sus maldiciones.
Negados
de su eco aun
ya liberados,
acosan
con aullidos mudos.
Toda
una vida aun por
recorrer
Toda una
vida recorrida
Y la
temible nube de certezas
derrotadas.
Acaso
encontrare tus huellas.
Acaso
encontraras las que mis pasos
dejan.
Vida mía, solo mía…
J.J.Z.
Noviembre 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario