Vuelan alto los sueños no nacidos.
Siguen su estela las miradas mudas
y esperan su caída las
febriles conciencias,
que anuncian antes
del vuelo,
que no valen los
sueños, el calor de un abrazo.
Quienes abrazan con vehemencia,
la sensatez de lo correcto.
Quienes promueven incansables,
la desilusion de lo imposible.
Ruegan por un sueño en sus amaneceres.
Cuantos sueños en mis
despertares,
se niegan a ser recordados.
Se resisten a perder su anonimato.
Quizás por que en mis noches sin memoria,
habitan aquellos
sueños nonatos.
En ellos cobra vida,
lo añorado , lo perdido
o acaso jamás hallado.
Estremecen a la conciencia,
Y a la voluntad sojuzgan.
Si exisitiera un consejo sabio.
O si un sabio aconsejara…
“No dejes ni un sueño sin dar vida.
No habites pesadillas que no inquieten
Ni ames sin amor.
Mucho menos olvides la pasión en un rincón”
Febrero 2019 - JZ
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